Los derechos de los trabajadores están siendo deteriorados de manera alarmante. La explotación laboral, antes considerada un problema de países en vías de desarrollo, se ha convertido en una realidad en países con “economías más avanzadas” gracias a la globalización y a un capitalismo desbocado. Todo ello con la complicidad de políticas gubernamentales que priorizan el beneficio empresarial (y propio) sobre cualquier otra cosa.