
En lo más profundo de las antiguas tradiciones celtas, Samhain marcaba la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos, una noche donde el velo entre dos mundos se volvía más delgado y los espíritus podían vagar libres por la tierra. Pensando en esta celebración, y en lo que me inspira, rescato una ilustración que realicé hace tiempo: un cuervo negro posado sobre una espada gastada por el tiempo, representado Samhain y todo lo que ese día conlleva.
El cuervo, mensajero de lo oculto y aliado de diosas como Morrigan, encarna el misticismo y la transición. La espada, testigo de batallas y sacrificios, simboliza el honor y el ciclo de la vida y la muerte. Juntos, evocan la esencia de Samhain: un recordatorio de lo efímero y lo eterno.
A veces, los antiguos dioses, susurran historias entre papeles y tabletas gráficas, historias para ser contadas entre sombras y el calor de un fuego. 😊
Espero que disfrutéis viendo esta ilustración tanto como disfruté haciéndola.